- Alta tasa de desempleo, que ni vendiendo pinchos emplean a uno.
- Criminalidad rampante que no da indicios de mejoría.
- Una política que lo menos que da es deseos de hablar de ella, ni de ninguno de sus partidos de tan asqueante y vergonzosa que es.
- Una pérdida de valores, indiferencia y violencia tan brutal que ya uno no se atreve ni a tocar la bocina de su carro cuando es pertinente hacerlo y se justifica para alertar a uno que está “texteando” en una luz, o mientras va guiando distraído a paso de tortuga, creando congestión vehicular.
- El mantenido y el vago que “trabaja” en la “vaguing company” y el “pidion” son la plaga del día.
- Ni hablar de la mala fe de muchas personas, el oportunismo, la “cafrería” y el traqueteo.
Definitivamente es un panorama sumamente desalentador y desmotivador para cualquier ser humano que esté expuesto a todo este “berenjenal” y despelote de madre. Ahora bien, ¿cuál es el meollo con todos los datos antes mencionados? No, no es desanimarte ni, mucho menos, desmotivarte. Para nada. Todo lo contrario. Es llevarte a reflexionar y preguntarte: ¿Y qué vamos a hacer si tú también te vas? ¿Va a mejorar esto si tomas esa decisión? ¿Es tu forma de contribuir en algo y aportar tu granito de arena para echar pa’lante a nuestra nación? ¿Qué le diremos a nuestros hijos nacidos en PR cuando nos/les pregunten o te/le cuestionen, ya de grandes, de dónde soy/eres o dónde nací/naciste? ¿Te sentirás orgulloso de alzar la bandera puertorriqueña en otras naciones o países y, con la frente en alto, decir orgullosamente que eres de Puerto Rico? ¿Qué dirás cuando te pregunten por el Yunque, el coquí, el café, las playas, la salsa, los pasteles, las tradiciones y costumbres, el folklore y nuestra cultura? Y, ¿que dirás de tu patria y nacionalidad?
Ahora bien, como que todas estas preguntas evocan las emociones, sentimientos, recuerdos y un sentido patrio que ponen a cualquiera a repensarlo y reconsiderarlo dos veces antes de tomar esa gran decisión. Por supuesto, también hay otras preguntas bien importantes que tenemos que considerar como lo son las relacionadas a la seguridad, el bienestar, la salud, la educación y un “mejor porvenir” para usted y su familia. De eso no cabe duda. Y si, después de analizar todas las posibilidades habidas y por haber, no ves luz al final del túnel. Pues no te atormentes e inténtalo, pero hazlo con un plan y estrategia. No vayas como un barco a donde lo lleven las olas del viento porque así no se llega al destino trazado, a menos que seas un/a suertudo/a y la pegues.
Sin embargo, siempre he dicho tal como decía Michael Jordan: “Un buen jugador, juega en cualquier cancha”. Esto indistintamente del escenario o situación por la que estemos atravesando, pues a la larga, usted y yo somos el producto, la persona, el profesional y/o el recurso que tiene las destrezas, habilidades y conocimientos que otros necesitan y/o están buscando, y que les permitirá destacarse o desempeñarse en aquello que lo hará echar pa’lante. Por más difícil que se vea, siempre hay oportunidades donde otros no las ven. No esperemos a que otros vengan de “afuera” y nos coman los dulces aprovechándose de la difícil situación donde nos encontramos. No es cáscara de coco y mucho menos un mamey, pero se puede.
Te invito a que seamos parte de la solución, de las personas que, de alguna u otra forma, hicieron la diferencia y contribuyeron a un mejor país, a un mejor pueblo, a una mejor sociedad y pusimos el nombre de nuestra nación en alto. Habrá sacrificios, sentiremos dolor, pena, desespero, angustia y desánimo, pero el pensar que un mejor futuro es posible y que somos parte de ese mejor mañana, nos llena de satisfacción y sentido de realización y autosuficiencia, por lo que vale la pena intentarlo. ¡Voy a ti y pago doble!
Autor: Gilberto Crespo, MSCE, CDIA+, CIP
Coach Ejecutivo y de Vida