- Nunca crees contraseñas con tu información personal o familiar (incluyendo nombres de mascotas). Esta es una de las prácticas más comunes por la cual los usuarios sufren robo de sus claves de acceso. La mayoría de las veces utilizan fechas de nacimiento, los últimos cuatro dígitos del seguro social, nombres de sus familiares o mascotas, números de tablillas de sus vehículos o números de apartado. Este tipo de información es fácil de descifrar.
- Otro error clásico es adquirir un equipo, como por ejemplo “WiFi router”, y no cambiarle el nombre de usuario y la contraseña por defecto, la que trae de fábrica. Durante la configuración o instalación, es recomendable cambiar esta información. Usualmente los manufactureros utilizan la combinación de palabras “admin, admin”o “admin, password”. Estas definitivamente no son seguras.
- Cambiar la contraseña con frecuencia. Normalmente, la mayoría de los usuarios utilizan sus claves de acceso por largos periodos de tiempo. En ocasiones, nunca las cambian. Esto no es recomendable. Lo ideal es que cambies tus contraseñas por lo menos cada tres meses (90 días).
- Un error terrible es utilizar la misma contraseña para todas las cuentas. Esta práctica es más común de lo que uno podría imaginarse y las consecuencias podrían ser sumamente peligrosas. Imagínese usted que con una misma clave, cualquier persona pueda acceder a todas sus cuentas de banco por internet y robarle cada centavo que tenga en ellas. Peor aún, una persona mal intencionada que tenga acceso a todas sus redes sociales y correos electrónicos utilizando una misma clave, lo colocaría a usted en una posición muy vulnerable. De pensarlo nada más, dan escalofríos. Así que nunca utilice una misma clave secreta para todas sus cuentas.
- Algo no tan común, pero que ocurre con muchos baby boomers, es escribir las contraseñas en lugares muy visibles o de fácil acceso por si acaso se olvidan de las mismas. Peor aún, muchos usuarios pegan sus claves en "sticky notes" debajo de sus teclados o computadoras. Definitivamente esto no es una buena práctica. Si tiene problema recordando sus claves, busque alternativas para tener acceso a ellas sin que se comprometan.
- Nunca compartir tus contraseñas con otra persona, a menos que sea 100% confiable.
- Crea una contraseña complicada y fuerte, que solamente tú puedas descifrar. La misma debe contar con un mínimo de ocho dígitos y se recomienda que la misma sea una combinación de caracteres alfa numéricos con caracteres especiales. Por ejemplo, incluir letras mayúsculas y minúsculas, números y los signos o símbolos ¡@#$%ˆ&*?˜/_. De igual forma sustituir las vocales A, E, I, y O por 4, 3, 1, 0, respectivamente. También puedes utilizar la siguiente clave para sustituir letras:
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- Mientras más dígitos tenga la contraseña, más segura será. Trata de evitar repetir secuencias de caracteres como por ejemplo aa, AA y 55, entre otros.
Autor: Gilberto Crespo, MCSE, CDIA+, CIP